Walter
el noble que al inicio
nos muestra la serie, el que se preocupa por su familia y haría lo
que fuera por ella; también se convierte
en la historia en un Hyde-Heisenberg que disfruta siendo el jefe
del mayor imperio de la droga. El demonio que se ha comido al hombre.
Walter
era un fracasado que encuentra en un laboratorio de droga todo lo que no tuvo y
siempre ambicionó. El respeto, el poder, el dinero, el orgullo, el amor propio.
La blue meth le
proporciona la posibilidad de saldar cuentas con su fracasada vida y repararse con un mundo que le ha dado un
destino que considera injusto. Recordemos a ese Walter de la primera temporada:
humillado por sus alumnos, por su jefe en el lavado de coches, incluso por su
mujer. Cuando en
realidad él podía haber sido mucho más. Tenía el intelecto para haber pisoteado a todos sus
compañeros pero de repente, buscando una alternativa para
ayudar a su familia, se siente vivo cocinando metanfetamina. Y es esa poderosa y adictiva sensación
la que le hace sobrepasar todo designio moral, buscando más. Sumergiéndose más
y más en el pozo del orgullo y la ambición de ese universo delincuente donde gira su imperio.
Lo hice por mí. Me gustó. Era bueno en ello.
Y yo estaba... realmente, me sentía vivo.
lo anterior lo podemos
ver en un episodio que delata las verdaderas razones que impulsan a
walter desarrollar lo que hace.
Es
cierto que la familia le importa. Es verdad que entre sus motivaciones está la
de protegerlos. Eso es indiscutible, pero no es absoluto. Walter White es un
hombre construido sobre la ambición, y por primera vez reconoce abiertamente
que su trayectoria ha sido movida por ese sentimiento.
anexo
https://www.youtube.com/watch?v=YIkyeF6r7xs#t=120 evolución de Walter white